Valiente macarrada. La he gozado sufriéndola, así que… ¡perfecto!
Entré en la sala de cine un tanto escéptico, y aunque al principio mi obsesión por encontrar defectos y toques “emo” que ablandaran el tono de la Posesión Infernal original (“The Evil Dead”, Sam Raimi, 1981) no me permitía entrar del todo en la película, tuve que rendirme a la evidencia; es una macarrada en crescendo con pocas concesiones. Sigue leyendo